martes, marzo 24, 2015

La Traviata de Dessay

 
Sábado por la mañana en casa, tareas del hogar y... ¡sí! una nueva sesión de Ópera+Plancha.

Dado que el mes que viene tenemos La Traviata en el Teatro Real de Madrid, se me ocurrió repasarme este título, que lo habré escuchado mil veces pero, precisamente por ello, no suelo elegirlo como opción de escucha.


Desde que hemos comprado en casa el dispositivo EzCast es supercómodo ver en la televisión cualquier vídeo desde Youtube seleccionándolo directamente con el teléfono o tablet, así que iba a comprobar qué tal una ópera entera desde Youtube.

¿Y qué Traviata escoger?

Pues mira, me puse a buscar traviatas en el Youtube y vi cuáles eran versiones completas, intentando ver una relativamente reciente, las alternativas eran la de Diana Damrau con Beczala en la Scala de Milán 2014 (que fue muy polémica, y con razón) y la de Natalie Dessay en Aix de 2011.

Pinto, pinto colorito... salió la de Dessay.


Traviata es una ópera de gran soprano, se necesita una voz plenamente lírica pero con cuerpo: el inicio del brindis, las grandes frases del segundo acto y todo el tercero requieren su rotundidad. Pero luego tenemos los gudos y agilidades del Sempre libera y ayyyy, hay que hacerlo todo, si no no vale y el público queda defraudado.

La trayectoria de Natalie Dessay ha tenido cambios importantes. Recuerdo sus inicios de soprano ultraligera (y tómese el ultra en el buen sentido de la palabra, porque era sensacional). Tengo por casa un cd de coloratura jilguero espectacular en el que no me transmitía nada de nada, y su grabación de Lakmé de Delibes, que me gustó muy poco.

Tras su crisis vocal y una operación que sufrió cambió su forma de cantar. Desaparecieron los ultrasobreagudos pero las notas altas las mantuvo y la voz, sin agrandarse (porque el instrumento no daba de sí) se asentó, cogió cuerpo y, sobre todo, profundidad. 

Pero lo más importante fue que Dessay empezó a imprimir vida a sus interpretaciones, y una entrega vocal casi visceral acompañada de una interpretación soberbia. Con sus limitaciones naturales, hizo lo que sólo las grandes saben hacer: llevar los papeles a su terreno, y convencer.

Así, impresionó durante la década de los 2000 con su Lucia, Celopatra, Ophélie o Manon.


Pero con el nuevo cambio de década la voz se resintió y para 2011, fecha en la que se estrenó en el papel de Violetta de La Traviata, la tenía ya bastante deteriorada.

Sin embargo, y como se puede ver en el vídeo, Dessay sigue siendo estrella. ¿Y qué hace? Suplir sus carencias con inteligencia. con interpretación verdadera: El primer acto lo sortea con dificultades, llega apurada pero decentemente al final del Sempre libera. En las partes más pesadas, en vez de agrandar la voz artificialmente lo que hace es una introspección del personaje: la voz es la que es, frágil y delicada, como su Violetta. Y así llega a un dúo con Germont notable y a sortear un tercer acto de manera digna.

¿Que no es vocalmente espectacular? Pues no. ¿Que no es un ejemplo de cómo se ha de cantar Traviata? Pues tampoco. ¿Que se le pueden poner muchos peros? Pues mira, sí. Pero es sincera. Está allí y ofrece todo lo que tiene.


A su lado, Charles Castronovo tiene una voz fresca y agradable. No debería soltar el do de la cabaletta, que le afea la actuación. Ludovic Tézier hace un noble Germont, aunque tremendamente monótono (también influye que nunca he soportado el Di Provenza, qué aria más aburrida, por favor).

Sobre la producción me dirás que últimamente estoy muy negativo, pero es que la cosa tiene perendengues. Y mira que a mí me gustan las transgresiones. 

Aquí te dejo el vídeo, hasta que lo eliminen, para que te hagas una idea.

La próxima sesión de ópera+plancha será Lucia, aviso. Me apetece.




lunes, marzo 16, 2015

Descubriendo a Antonenko

 
En mi pasada entrada acerca de la próxima temporada del Liceo de Barcelona, una amigable comentarista bonaerense se sorprendía de mi desconocimiento del tenor Aleksandrs Antonenko, e incluso lo ponía en duda.

En efecto, una vez más reconozco aquí mi ignorancia. Soy un simple aficionado y hace tiempo ya que no estoy al día en cuanto a los cantantes que encabezan los carteles durante los últimos años, ni de las novedades discográficas (que ya han pasado a ser casi sólo videográficas). Y sí, investigando, veo que el señor Antonenko es un habitual de los más celebrados teatros del mundo en sus últimas temporadas.

Dispuesto a cubrir ese vacío, en mi última sesión de "Ópera+Plancha" tuve a bien verme enterita la Tosca de Puccini de 2013 desde la Royal Opera House en Covent Garden de Londres, que se retransmitió en directo a pantallas al aire libre por todo el país (Gran Bretaña) y no sé si vía internet.


Y allí estaba él, Aleksadrs Antonenko, haciendo el Cavaradossi.

Vamos a ver, en efecto es un tenor a tener en cuenta: la voz es poderosa, fuerte, el agudo está, tiene brillo, y verdaderamente puede con el papel. Ahora, no le pidas sutilezas. Sé que es muy fácil decir esto de las vozarronas tipo eslavo pero es cierto: lo suyo es torrente y fuerza bruta.
No obstante, muy buen Cavaradossi.

Además, creciéndose al lado de Martina Serafin, una Tosca de muchos quilates.
Scott Hendricks de Scarpia ya sí que estuvo algo más flojito.
Correcta la dirección de Daniel Oren y una producción clasicota fea fea fea de narices.



No he encontrado vídeo embebible (en cierta página rusa de dudosa legalidad está el vídeo completo), pero aquí tenemos a Antonenko en el mismo papel, en la Arena di Verona:


Después de la Tosca me vi unos fragmentos de una Carmen desde el Met en los que confirmo la experiencia pucciniana: gran voz pero rigidez en el canto. Otra producción fea feísima, por cierto.


Así que tenor dramático spinto por el momento, capaz de abordar los papeles de gran repertorio sin problemas, e intérprete ideal para el Otello verdiano, donde puede brillar mucho más.

Visto el Antonenko, pues. 
Me tengo que poner a revisar vídeos actuales de ópera para no quedarme estancado en lo de siempre pero ay, es que me da una pereza...


jueves, marzo 05, 2015

El Público. Ópera con manual de instrucciones.


El Público, ópera de Mauricio Sotelo basada en la obra de teatro de Federico García Lorca, estreno mundial absolutísimo en el Teatro Real de Madrid.


Uno va completamente virgen, sin haber leído crítica alguna ni las cinco páginas de comentarios iracundos (ya sean a favor o en contra, todos son hiper-rabiosos, qué les echarán en el colacao) del foro de internet de rigor.

Me leo, eso sí, el programa de mano y busco por ahí referencias acerca de la obra de Lorca (de Federico, que dicen las marisabidillas). Bien, estamos ante teatro surrealista, plagado de simbología y metáforas por todos lados. De muy difícil digestión si no se estudia a fondo. Pero con lo leído creo que voy, por lo menos "un poquito" preparado: he entendido un par de ideas clave y espero poder disfrutar del espectáculo.


Pero ¡ay!, entre el libretista y el director de escena parece que me lo quieren poner difícil. Está visto que han dicho: Hola, soy una ópera rara, no te vas a enterar de nada y además yo voy a hacer todo lo posible para que lo poco que captes también te confunda.

Sinceramente, hace falta un libro de instrucciones o un master en imaginería lorquiana para conseguir sacarle el jugo a esta ópera. Porque las dos ideas que tenía claras antes de entrar en el teatro sí que las veo reflejadas, pero el resto... hay que echarle valor.

A mí me recuerda a los libros de Ediciones Cátedra, que tenían más notas al margen que texto en sí. Con El Público haría falta una edición así, con notas que te explicaran una a una cada frase.


La música, la música, que es ópera, hay que hablar de la música.

Ante mi absoluto desconocimiento de por dónde van los tiros en la música contemporánea (tomando como música contemporánea lo que se hace en 2015) sólo puedo hablar de sensaciones, de lo que me ha provocado a mí. Por lo menos no estamos en el clásico chiu-chiu-chiu-chiu pom-pom-pom-porrom (cuerdas disonantes seguidas de golpes de percusión, para que no se me acuse de inconcreto) constante de tantas obras modernas. Aquí hay profundidad, planos sonoros evocadores, música descriptiva. Creo que el autor ha conseguido meterse dentro de la obra. Ya ves tú que la inevitable ausencia de melodía no me resultó molesta. Es destacable el uso del flamenco (que queda muy bien y viste mucho para venderlo fuera) y su mezcla con la música "contemporánea". Alabar debo la intervención de la orquesta a cargo de Pablo Heras-Casado, creo que ha sabido defender la partitura e incluso ahondar en ella.


En el debe, el tratamiento de la parte vocal. Uno ya se espera, como ya he dicho, que no exista melodía alguna y que los cantantes vayan saltando por los intervalos de manera casi cómica. ¿Es necesario? Porque vamos, todas las líneas vocales de las óperas nuevas son iguales. De hecho, cuando en el descanso me encontré a un conocido en la cola del baño lo saludé cantando con cuatro notas que fueron muy celebradas por mi acompañante, diciéndome que bien podrían haber pertenecido a la ópera. Los dos grandes dúos de la ópera me resultaron bastante peñazo, por decirlo suavemente.


Sin embargo, las partes vocales de los cantaores y de Julieta estaban tratadas con mucho más mimo. También las intervenciones corales tuvieron algo más de chicha. El autor dice que se ha basado en relaciones numérico-simbólicas y proporciones armónicas para hacer la partitura. Pues hombre, un poco menos de matemática en las líneas de canto y, para mi gusto, habría mejorado mucho.


Los cantantes han defendido muy bien sus papeles. José Antonio López, a quien sólo conocía de zarzuela, sale muy airoso del papel principal, y destaco también a Thomas Tatzl, Antonio Lozano e Isabella Gaudí (impresionante en su larguísima aria). El resto también a un nivel notable. No se pueden olvidar los dos cantaores, totalmente entregados.
La ópera se hace larga, la hora y cuarenta de la primera parte pesa. Pero está claro que el descanso no puede ponerse en otro lado. Escapada de público, pero tampoco muy escandalosa. Pongamos que todos los de la zona alta del teatro pasaron a ocupar butacas en el centro. Y luego en la segunda el dúo final entre el prestidigitador y el director se vuelve eterno y aburrido.



La puesta en escena es aparentemente rigurosa con el texto. Un poco en plan "mira qué raros somos", pero vamos: si en la obra se dice que hay un cristo, sale un cristo. Los caballos son caballos, el mago un mago, el pastor es un pastor y si uno sale con un traje de cascabeles, se ven (modelito Priscilla reina del desierto). Que ya no te enteres de la misa la media de lo que hacen es otro cantar.

Muy buena la coreografía de los caballos. Muy convencional cuando no se trataba de estos personajes.


Luego están los decorados, en general el escenario absolutamente vacío con unos biombos pintados, unas luces formando el laberinto del comecocos o dos espejos, que ayudan a que si queríamos enterarnos de algo lo llevemos bastante crudo. Sólo una proyección en plan cine mudo da un aire de comprensibilidad al montaje.

En fin, creo que llevo escritos ya un montón de párrafos y ni yo mismo tengo claro qué he transmitido. Quizás sea como la propia ópera "El Público".

No puedo terminar sin hacer una comparación con la Ainadamar de Golijov que tuvimos hace un par de años y medio en este teatro. Creo que con esta última frase voy a ser muy descriptivo: Si Ainadamar era la ópera al aire libre, El Público es la ópera bajo la arena.


Página web del Teatro Real
Foro iracundo
Programa de mano


Mauricio Sotelo
El Público
Libreto de Andrés Ibáñez sobre la obra de Federico García Lorca
José Antonio López, Thomas Tatzl, Arcángel, Jesús Méndez, Isabella Gaudí, Josep Miquel Ramón, Antonio Lozano, Gun-Brit Barkmin, Erin Caves, José San Antonio, Rubén Olmo, Cañizares, Agustín Diassera
Pablo Heras-Casado, Robert Castro
Tetaro Real, Madrid.
Miércoles 4 de marzo de 2015

Nota: ¿Por qué han quitado más de la mitad de los sillones y mesitas del salón de la sexta planta del Teatro? ¡Qué estrés!


lunes, marzo 02, 2015

Y la temporada 2015-2016 del Liceo.



El Liceu de Barcelona presentó el viernes pasada su temporada 2015 - 2016.
Voy a echarle un vistazo:

1. Nabucco, de Verdi
Aliciente: Martina Serafin de Abigaile


2. Benvenuto Cellini, de Berlioz.
Muy buena pinta. Producción de Terry Gilliam (con lo cual será por lo menos algo sorprendente). No conozco a casi ningún cantante. Me apetece mucho.



3. Lucia di Lammermoor, de Donizetti

Elena Mosuc & Juan Diego Flórez en primer reparto, María José Moreno e Ismael Jordi en segundo. Interesante si se vive en Barcelona. A mí no me merece la pena el traslado.



4. Otello, de Verdi

Aleksandrs Antonenko. Pufff, ni idea de quién es.
Producción de la Deutsche Oper de Berlín que promete rasgaduras de vestimentas y perlas rodando por los suelos.



5. Otello, de Rossini

En versión concierto, con Gregory Kunde que parece que le cunde mucho (#festivaldelhumor) porque parece que está ahora en todos los fregaos. Sólo dos funciones.

6. Götterdämmerung, de Wagner.

No puede haber temporada del Liceo sin su Wagner de rigor. Dirección de escena de Carsen de la ópera de Colonia de 2009. Según he leído: Sex & Politics.



7. Written on skin, de George Benjamin

Lo mismo que nos van a poner en el Teatro Real de Madrid. Función en versión concierto dirigida por el autor.

8. Simon Boccanegra, de Verdi

Aquí o tienes un Fiesco y un Boccanegra que hagan saltar chispas en el primer acto o es una ópera que me parece un soberano peñazo. Pero el reparto está plagado de estrellas: Frittoli, Nucci, Domingo, Ramón Vargas, Furlanetto, D'Arcangelo, Òdena... en diferentes combinaciones.



9. Serse, de Händel

Versión concierto y reparto, para mí, totalmente "inconnu".

10. I Capuleti e i Montecchi, de Bellini

¡Elina Garança! Patrizia Ciofi, Silvia Tro, Ekaterina Siurina, Siragusa y Celso Albelo en dos repartos. La producción tiene pinta de raruna, pero los fashionistas pueden estar dando palmas: los figurines son de Christian Lacroix.



11. La Bohème, de Puccini

Producción exitosa de la ENO a la "años 30". Parece ser que la del Real/Liceu ya está muy vieja y la han vendido entera por ahí.



y 12. Die Zauberflöte, de Mozart.

La misma producción de Berlín que nos llega a Madrid inspirada en el cine mudo y que todo el mundo dice que es fantástica. los cantantes son de la compañía de la Komische Oper.




¿Qué te parece?


Mira

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