lunes, junio 15, 2015

Fidelio... regulín regulán

 
Fidelio, de Beethoven, en el Real.
Bueno, no es una ópera que me maraville, precisamente, pero si los elementos artísticos son buenos, puede salir muy bien, como aquella función con Barenboim y Deborah Voigt pre-adelgazamiento que hizo saltar chispas.
Pero ayer por la tarde yo diría que todo fue correcto (algunas cosas menos que otras), etuvo bien,  pero fue una función sosa, sin sangre.


La orquesta a cargo de Harmut Haenchen cumplió, pero estuvo algo comodona, más mozartiana que beethoveniana... hasta el intermedio del segundo acto, donde cogió brío y se salió.

Hay que decir que el intermedio del segundo acto consistió en la inclusión de dos movimientos de la 5ª sinfonía de Beethoven (en una tradición que yo desconocía de que el autor indicó los fragmentos que se podrían intercalar, según me contaron ayer mismo), y si eso no anima... mal vamos. Pero ya digo yo que se podrían haber animado al principio de la ópera, ¿no? Sí, orquesta bien, in crescendo.


La Leonore, Adrianne Pieczonka. Muy buena, hacía tiempo que no la escuchaba (creo que desde el Don Carlos del Liceo hace ya ¡8 años! La voz sigue teniendo un timbre muy bonito, extensión y ha ganado en amplitud. Tuvo momentos muy muy buenos. ¿Qué le faltó? Ese par de pepinazos en los agudos que nos tienen que dejar secos en la butaca. La mejor.

Muy buena también la Marzelline de Anett Fritsch, muy ajustada a papel, creciéndose a medida que avanzaba la ópera y muy buena en los números de conjunto. Me gustó.


Franz-Josef Selig fue el triunfador masculino con un Rocco impecable, autoritario, rotundo.

Correctos los prisioneros y el Don Ferrando de Goran Juric. Un poco más flojo el Don Pizarro de Alan Held y discretito el Jaquino de Ed Lyon.


Y llegamos a Florestan, Michael König. Ay. Correcto, mantuvo el tipo pero me resultó angustioso, muy al límite, con esa sensación de que no va a llegar, de que va a pifiarla en cualquier momento, y desde luego sin brillar. Esforzado, pero chungo.

El coro, muy bien. Conmovedor en la escena de los prisioneros y con energía en la escena final.


La producción era la de Les Arts de Valencia, que me habían dicho que era espectacular y con unas proyecciones en 3D estupendas.

Bueno, vamos a ver. La producción es básicamente el escenario vacío (con tres elementos de tortura en el primer acto para que nos creamos que estamos en una cárcel) con una gasa delante que recibe las proyecciones. Dichas proyecciones consisten en coger un par de modelos de Autodesk 3DsMax y hacerlos girar. Punto. De espectacular nada, y te lo digo yo que con mi churri hacíamos eso mismo con el pc de casa hace diez años. Punto a favor en la escena de la mazmorra, que ahí sí que se lo curraron bien, con las proyecciones 3D sumergiéndonos en las profundidades y un decorado muy apropiado. Esa escena muy bien, el resto, ni fu ni fa.


Movimiento escénico de "entro, me paro, canto y me voy", con especial momento sangrante en la escena final, con el coro plantado como si estuviéramos en un concierto. Que no es cuestión de ponerles a bailar cancán, vale, pero chicoooo, dejarlos de plantón...

Lo mezclamos todo y... síiii, hay cosas que bien, hay cosas que muy bien, pero en global... ay, se me quedó sosita la tarde. Pichís pichás, regulín regulán.


Ludwig van Beethoven
Fidelio
Teatro Real, Madrid
Domingo, 14 de junio de 2015
Adrianne Pieczonka, Michael König, Franz-Josef Selig, Anett Fritsch, Alan Held, Goran Juric, Ed Lyon, Enrique Lacárcel, Carlos García-Ruiz
Hartmut Haenchen, Pier' Alli



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