miércoles, octubre 22, 2008

Volvió Sweeney




Misma producción de Mario Gas de 1995, casi idéntico elenco.
Teatro Español de Madrid, el de la plaza de Santa Ana (la de los atascos en la cola del aparcamiento y los guiris siendo sableados en las terrazas).


El escenario del teatro se queda pequeño para los decorados, pero lo arreglan con un par de apaños delante de los palcos y la producción se muestra igual de efectiva que cuando se vio en su día. No ha perdido nada de fuerza, pero es que con ese pedazo de partitura, a ver quién no se rinde al Sweeney Todd.

Sí, bueno, mi tx, que se aburrió bastante cuando Sweeney soltaba sus monólogos o dialogaba con el juez.


Con tantas referencias las comparaciones son inevitables, que si la peli de Burton, el dvd original con la Lansbury, el de Patti LuPone... y la misma producción pero 13 años antes, tanto en catalán como en castellano. Uf.


Y es que, ay, los años no han pasado en balde. Vicky Peña sufre física y vocalmente para sacar adelante el inclemente papel de la Sra. Lovett, pero lo suple con un saber hacer sobre el escenario que se come a todo lo que le pase por delante. Cada vez que sale eclipsa al resto y se lleva al público de calle. Joan Crosas cumple perfectamente como Sweeney, y está estupendo en la parte más brutal y desgarrada del personaje. Sin embargo para mí que le falta reflejar la parte más siniestra, ésa que es la que da miedo de verdad, el toque macabro que le daba Constntino Romero teniendo una voz menos poderosa.


Xavier Ribera mantiene perfectamente el tipo como juez Turpin (ay, se le escapó un gallito el día que fui) y tanto Teresa Vallicrosa como Pedro Pomares y Esteve Ferrer repiten exitosos sus antiguos roles.

Los que han cambiado han sido los jóvenes enamorados (muy bien ambos, María del Mar Maestu es una Johanna que no grita y Pedro de los Ríos además es muuuuy mono) y el Toby que no sé por qué se empeñan en que lo cante una mujer en vez de un niño. No me gusta la voz de mujer para este papel.



La orquesta, para que todo quede en familia, la dirige Manuel Gas (sí, ya sé que perpetró alguna barbaridad zarzuelística en este mismo teatro, pero con el Sweeney lo hace la mar de bien).

Respecto a la comparación con la película de Tim Burton, la que tuvo el presupuesto más bajo de la historia en cuanto a champú, recojo unas palabras de Vicky Peña: Burton eligió cosas y dejó en la cuneta otras, como el sentido del humor, el grotesque y el coro, que son muy atrayentes.

Y remata acerca de los musicales “de ahora”: Lo que ahora se entiende por musical es un género que a mí no me interesa nada. Es una retahíla de canciones pegadizas y más o menos divertidas incrustadas en un argumento tontín y banal. Punto y aparte. Ésta es una buena obra de teatro que, además, tiene música. El autor de la pieza escribe también la letra de las canciones, por lo que se da una confluencia maravillosa y la partitura es de un gran nivel artístico.

Puntos sobre las íes. De hecho, no es raro que se represente en teatros de ópera.


En fin, que es una ocasión única, plenamente disfrutable de principio a fin y a unos precios muy buenos. Hasta principios de enero, en el Español.

Sweeney Todd, de Stephen Sondheim, ficha del Teatro Español.
Críticas en El País, La Razón, Abc y entrevista en El Mundo.



Que vayas, que no hay excusa.

lunes, octubre 13, 2008

Por fin Tiefland en Barcelona


Tiefland,
de Eugene d'Albert
Liceo de Barcelona
Sábado 11 de octubre de 2008
Peter Seiffert, Petra-Maria Schnitzer, Alan Titus, Juanita Lascarro, Alfred Reiter. Michael Boder.

A estas alturas imagino que quien lea esto estará ya aburrido de haber leído mil blogs/foros/noticias acerca de lo mismo. Y es que hay que ver lo pesaditos que estamos los blogs: raro es el que no ha comentado la Lucia de la Damrau, el Tiefland, el Ballo del Real, El Don Giovanni de Londres o Los Pescadores de Perlas de Chicago, todos con las mismas fotos y archivos. Pero ay, es lo que toca, ya me gustaría hablar a mí de la pectoralia.com de Nathan Gunn, ya, pero me toca hablar de Tiefland que es lo que fui a ver el sábado.


Mi gran error es el ir demasiado condicionado por la versión discográfica que tengo y de la que puse aquí unos vídeos la semana pasada, la de RCA/Eurodisc con Isabell Strauss y Rudolf Schock, que son un prodigio de poderío vocal y se pasan la ópera pegando bocinazos. (Y no digo nada si escuchamos la versión de Eva Marton) Y claro, me encuentro aquí con Seiffert y la Petra y... no es lo mismo.



Mira que me gustó a mi la Petra como Elisabeth y estaba deseando que me gustara como Marta para chincharle al Ximo... pero no, tengo que reconocer que el papel le sobrepasa y le faltan volumen y rotundidad en los agudos, que los chilla. Peter Seiffert cumple sin embargo como Pedro, aunque no me caló tanto como en el Tannhäuser de la temporada pasada.


Creo que podría decir que a todo el conjunto de la ópera le faltaba un hervor, un punto de dramatismo, de mostrar esas pasiones básicas de las que habla el libretto, de dramón rural, vamos.

La escena, además, no ayudaba nada. Más bien contribuía a rebajar la intensidad dramática. En los folios explicativos que da el Gran teatre del Liceu nos lo dan todo muy comidito: Mathias Hartmann despoja a Tiefland de todo el tipismo para presentar unas pasiones universales y atemporales.


Pues coño, Mathias, hombre. Si empiezas con un prólogo rompedor que recuerda a las películas expresionistas / futuristas alemanas de ciencia ficción... sigue el camino y desbarra un poquito más, no dejes que ese prólogo se haga interminable y que luego el decorado de los dos actos sea tan plano y vacío que una vez pasada la sorpresa de la primera visión lo único que provoca es tedio. El argumento se prestaba a un mayor despendole escénico, desde luego. Y sólo las tres secretarias acababan por llamar un poco la atención, aunque también se agotaban pronto. ¿Que es una fábrica de pan bimbo en vez de un molino? Pues muéstranos la sala de cocción, haz reventar el drama en la cadena de envasado, embadurna a Marta de harina, yo qué sé. O por lo menos cuida la dirección escénica, que anda que no se ha desaprovechado el potencial de los personajes.


No voy a hablar del momento en el que caen pétalos de flor por el escenario porque ya es el recurso más cursi, ramplón y vergonzoso que he visto en mucho tiempo. Claro que peor hubiera sido un nacionalismo rancio de barretina, tenora y butifarra, como parece que pedía parte de la prensa local. Qué espanto.

Vuelvo a la ópera. La música de Tiefland me parece muy buena. El problema es que la ópera tiene tanto tanto texto que a veces me distrae, y la parte vocal me resulta mucho menos interesante. Parece que había un empeño por trasladar la obra de teatro original casi frase por frase a la ópera, y hay veces que se hace un poco cansina.

Reconozco a la orquesta del Liceu un trabajo esforzado para sacar lo mejor de la partitura y mis felicitaciones a Michael Boder, a quien sólo le pongo la pega de acelerar la parte más rítmica del intermedio.

Siguiendo en el terreno vocal, correcto Alan Titus y bien Juanita Lascarro aunque con una voz que a mí no me pega nada para Nuri. Me gustó mucho Alfred Reiter como Tomasso y esperemos que con el tiempo su voz gane en amplitud y personalidad.


Tengo que decir que llevé a dos amigos que creo que era su primera ópera en teatro y disfrutaron bastante. Yo ya digo: salvo un punto de pasión que creo que le faltó, también salí muy satisfecho. Y recomiendo la escucha de la ópera a quienes no la conozcan, es un Wagner meets Verismo muy aprovechable.

Última cosa: aún estoy asombrado de la cantidad de memeces que he podido leer en la prensa sobre Tiefland sólo porque era del gusto de Hitler o en revistas como Ópera Actual en la que hay unos artículos bastante demenciales. O hay gente muy ociosa o realmente tienen unas comeduras de tarro notorias. Porque hay que tener perendengues para comparar esta producción con Blade Runner, joder.

Pongan a Eleuterio y a Mei en sus oraciones, sacrificios humanos, rituales esotéricos, viajes mentales o comunicaciones con el más allá esta semana, que están malitos y tienen que mejorar. Muacs.

viernes, octubre 10, 2008

Tiefland

Resulta que Marta era una niña que mendigaba por Barcelona con su mamá cieguita, que la mamá se lió con un señor cruel y borracho que las maltrataba a ambas. Cuando la cieguita murió, el borracho obligaba a la niña a bailar por los pueblos para sacar unas monedas. Fue así como, con 13 años, Marta fue vendida al terrateniente Sebastián, que se encaprichó de ella, a cambio de un molino. Ha pasado el tiempo y las cosas no le van bien a Sebastián. Para salvar sus deudas decide casar con una rica heredera, pero tiene que eliminar todo rastro de su pública relación con Marta. Para ello, obliga a la chica a casarse con Pedro, un sencillo pastor que vive en las montañas y jamás ha pisado el pueblo, las tierras bajas. Marta está horrorizada y odia a Pedro porque cree que se ha vendido por dinero. Se enfrenta a Sebastián, quien dice que a pesar de la boda seguirá siendo suya y que la misma noche de bodas irá a su dormitorio.



Las gentes del pueblo, mientras, chismorrean y se ríen del pastor. Pedro, ajeno a toda la historia, está encantado con el matrimonio y se ha enamorado de Marta nada más verla. Le cuenta una historia de cómo mató a un lobo sólo con sus manos. Marta, desconcertada, no quiere dormir junto a su marido ni con Sebastián tras la boda, lo que confunde a Pedro.
A la mañana siguiente Pedro está convencido de que había un hombre en el dormitorio y comunica a Nuri, una amiga de Marta, que no entiende a su mujer y que quiere dejarla y volver a las montañas. Marta se pone celosa de que su marido hable con otra mujer y la echa. Le confía toda su historia al viejo del lugar, que promete ayudarla pero le dice que le tiene que contar todo a su marido. Pedro está enfadado con las burlas de la gente y con la actitud de Marta, y le dice que la va a dejar. Marta le provoca y le dice que lo engañó, que había un hombre la noche anterior. Pedro la hiere con un cuchillo pero ella se vuelve loquísima del potorro diciendo que nada le haría más feliz que morir por su mano. Finalmente se confiesan los dos enamorados el uno del otro



Llega Sebastián y obliga a Marta a bailar para el padre de su rica prometida. Ella obedece pero Pedro se enfrenta al amo y pelean, siendo reducido por los criados de Sebastián. El viejo del pueblo le dice a Sebastián que su boda con la rica heredera ha quedado suspendida porque le ha contado todo al padre. A Sebastián le da igual y decide aprovecharse de Marta ya sin miramientos. Intenta forzarla, ella grita y acude Pedro. Se produce una pelea. Pedro termina estrangulando a Sebastián al igual que hizo con el lobo y se va con Marta a las montañas, lejos de la maldad de la tierra baja.

¿Y luego hay quien se mete con el argumento del pobre Trovatore?

¡Anda ya!

El sábado, en el Liceu.

lunes, octubre 06, 2008

Primer boceto

Primer boceto del decorado del primer acto:



Es sólo un apunte, falta muchísimo más.


domingo, octubre 05, 2008

Don Giovanni en la red


Nos recuerda la siempre a la última Mei a través del recordatorio del blog de Hariclea que a partir de hoy el Don Giovanni que inauguró la temporada de la Royal Opera House de Londres está disponible en vídeo vía web.

Sólo hay que acceder a la página http://www.roh.org.uk/video/ , seleccionar en el menú de la izquierda Don Giovanni y darle al Play.


Si además funcionas con Explorer o la versión antigua del Firefox (la nueva es una caca) y tienes instalado el plugin del RealPlayer, te lo puedes descargar a tu pc en un pispás.

Y con un reparto de campanillas:

Director: Charles Mackerras
Don Giovanni: Simon Keenlyside
Donna Anna: Marina Poplavskaya
Leporello: Kyle Ketelsen
Donna Elvira: Joyce DiDonato
Don Ottavio: Ramón Vargas
Commendatore: Eric Halfvarson
Zerlina: Miah Persson
Masetto: Robert Gleadow

Como para perdérselo.

¿Qué? ¿Que no?
Vayan unas muestras:

La Obertura:


Mi tradì, por la DiDonato:


El Final (el de verdad, no el postizo):


Gracias a las "recordantas"

viernes, octubre 03, 2008

Un buen ballo

Verdi: Un ballo in maschera

Marcelo Álvarez, Violeta Urmana, Elena Zaremba, Marco Vratogna, Alessandra Marianelli.
Jesús López-Cobos

Teatro Real de Madrid. Miércoles 1 de octubre de 2008


Oye, pues más que apañao el primer título de la temporada del Real, qué quieres que te diga.

Y ya estamos con los jaleos de entradas. El día 16, que es cuando me toca de abono, no estoy en Madrid. Así que ya me las agenciaré para vender la entrada y me saqué una sin visibilidad pero enfrente de una de las pantallas para anteayer día 1.

Salí ganando, que en esta producción hay que escuchar, porque ver, lo que se dice ver, mejor no hacerlo. Menuda basurilla. Muy en la línea feísta que se gasta el Teatro Real en los últimos tiempos: Todo negro, todo oscuro, todo horrendo, y los oftalmólogos frotándose las manos. En el primer acto hay una especie de tapiz espantoso espantoso que parece que vayan a empezar a saltar ácaros en cualquier momento. Con decir que la escena mejor resuelta es la del "orrido campo", que transcurre en unas ruinas (cómo no, grises y negras)... En fin.

La gran baza escénica era un espejo inclinado que permitía la visión de un "semisótano trasero" en la escena del baile. Por supuesto, sólo para platea y primeros pisos, como es costumbre. Yo lo veía mal que bien en las pantallas, pero francamente no le hice ni caso..

Pues sí, a escuchar tocaba.


Me gustó mucho Violeta Urmana, creo que tiene el timbre y temperamento perfectos para esta ópera, ni se queda corta ni se pasa en lo dramático. Aparte, nos regaló el oído con unos graves contundentes. Muy bien.

Marcelo Álvarez también estaba en su salsa, con un enfoque ligero y desenfadado al principio y plenamente expresivo en los dos últimos actos. Considerando que los dos últimos Riccardos que había escuchado en directo fueron Fraccaro y Cupido, todo un gustazo para el oído.

Zaremba, mezzo dramática de esas que se oyen hasta en el edificio de al lado, con su vibrato incorporado, bastante bien.

Vratogna, en sustitución de Carlos Álvarez, cumplió con el papel de Renato aunque el fraseo/emisión fue un tanto desconcertante. Por megafonía avisaron de que era su 5ª función en 7 días.

Y la Marianelli como Oscar estuvo muy correcta también, sin resultar nada atacante.

Me gustó mucho la dirección de López Cobos. Le dio el punto justo a las partes más movidas sin caer en el peligroso pachín-pachinismo que algunos le dan a Verdi, y se regodeó en las partes más dramáticas.

En fin, buena noche operística.


Y mejorando los tres últimos Ballos que he visto en directo:

- Teatro de la Zarzuela, con la Tomowa-Sintow, la Obraztsova y no recuerdo el tenor: fue también un gustazo para el oído y un suplicio para la vista, había una especie de meteorito flotando y unos marcos de cuadro enmarcando (valga la redundancia) toda la escena.
- Teatro Real, allá por su inauguración: más mediocre no pudo ser, la producción era de teatro de tercera comarcal y el tenor estaba afónico el pobre.
- Liceu, la famosa producción de Bieito, que a mí, salvo lo de la violación, me parece fantástica, con Fraccaro y Ana María Sánchez (¿qué ha sido de esta mujer, que hace unos años estaba en todas las temporadas?) que cumplieron justitos.



Ah, yo no sé si el turno F es muy pimpín, si se lo toman como inauguración de temporada o qué, pero vamos, la gente estaba hipervestidísima de gala en el vestíbulo y a la salida había mogollón de chóferes esperando en la puerta. Y yo con las nuevas zapas que me acabo de comprar y mi sudadera con capucha como que desentonaba un poco... pero también tenía coche esperándome en la puerta, chincha.


Y, de todas formas, qué te puedes esperar de una ópera de Verdi cuyo primer cuadro termina con un cancán.



Pues a disfrutar se ha dicho, leches.

Ah, grabé con el móvil el dúo del segundo acto, pero se oye muy bajito y no merece la pena que lo suba, ya lo escucharéis mañana por la radio.

Mira

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